sábado, 6 de septiembre de 2008

Lo que más castiga Dios es la lengua...

¿Pena de muerte o no? ¿Penas más severas o no? ¿Salvajismo o no? ¿Cuarta guerra mundial a palos y piedras o no? ¿Tú qué piensas? Algunas vez dijo Marx que los hombres construyen su historia, pero el problema es que no lo saben y ¿acaso se equivocó? La verdad es que no lo se.

Según Julio César Kala "El problema de la inseguridad es consecuencia de la desigualdad social y no se resuelve eliminando garantías ni endureciendo penas. El gobierno debe dar mejores condiciones de vida a los ciudadanos, como vivienda, educación y trabajo" (fuente La Jornada). Y aunque creo que la población en general (no sólo los ciudadanos, aunque todo seamos seres urbanos...fundamentalmente) debe cubrir necesidades básicas como son: tierra, vivienda, trabajo, alimentación, salud, educación, cultura, información, paz, seguridad, combate a la corrupción y defensa del medio ambiente, también creo que existen muchas personas que gozan de casi todo eso y aun así son proclives a la delincuencia, y peor aun, los criminales de cuello blanco, que gozan de tierra, vivienda, trabajo, alimentación, salud, educación, cultura (en el sentido antropológico), información, que tienen paz y seguridad, y que viven en un ambiente sano y protegido por leyes, muchas veces son los que generan un estado de corrupción donde se gestan muchas de las atrocidades que vive el mundo. ¿qué hacer con ellos? ¿resolviendo la desigualdad social se resolverán en verdad los problemas de la inseguridad? Si el problema está en el sistema capitalista ¿transformando el sistema transformaremos nuestro mundo? Si hya por allí un ejército de soñadores que así lo cree y que son respaldados por miles y quizá millones de personas, que históricamente han creído y creen que así es, pues yo me adhiero a ellos, empero, la tarea es bastante tediosa, larga y un tanto utópica, pero finalmente, puede que Marx esté en lo correcto, sólo que ahora si ya sabemos que podemos cambiar la historia.

Por otro lado, María Elena Morera, declaró que si la gente está pidiendo cadena perpetua y pena de muerte para quien comete los delitos de violación, secuestro y homicidio, “se lo debemos dar, aunque ello no solucione el problema” (fuente La Jornada). Y yo me pregunto, si no resuelve el problema entonces ¿para qué hacerlo? Pero entonces me viene a la cabeza el célebre dicho mandarín que dice más o menos así: "Si no tiene solución, ¿para qué te preocupas? y si la tiene ¿para qué te preocupas? Y es que es un círculo vicioso. En un país democrático el pueblo tendría la última palabra, pero si ésta atenta contra los derechos humanos y no sirve para la resolución de un problema, entonces el pueblo ya no tiene la última palabra y ésta la tienen otras personas que yo no se consideran pueblos sino representantes del pueblo y como éstos representantes tienen la última palabra, entonces ¿qué clase de democracia sería aquella donde el pueblo opina algo y sus representantes no representan la palabra del pueblo?

Catalina Palmer manifestó que “aumentar las sanciones de prisión y establecer la pena de muerte no inciden en la disminución de la criminalidad. Solamente sirven para dar tranquilidad a la víctima, porque en todo caso la hacen sentir que hubo justicia, aunque son pocos los delincuentes que llegan a ser sentenciados” (fuente La Jornada). SOLAMENTE. No pues entonces no sirve para nada la pena capital, porque sólo da tranquilidad a la víctima. A LA VÍCTIMA. De verdad que vivimos en un mundo contradictorio. ¿Acaso la tranquilidad de la víctima no es el fin que se persigue al hacerse justicia? Pero si la justicia fuera "ojo por ojo, diente por diente" ¿el problema se resuelve? Matando al asesino, matando al violador, matando al secuestrador ¿de verdad resolvemos el problema? Tal vez no o tal vez si, pero creo que aunque la violencia genere violencia, ¿de qué sirve mantener durante años a un violador, a un asesino o un secuestrador, viviendo con todos los privilegios en una cárcel que de hecho engendra más y más criminales en vez de frenar su reproducción? Naranja Mecánica (A clockwork orange) demuestra un caso de readaptación social malograda en un sistema penitenciario que pone en marcha un programa de "desviolentización" o "descriminalización" que en teoría evitaría que el criminal regrese a las calles y cometa un crimen...sin embargo, al final observamos que eso no funciona...y no lo matan...y sí lo hacen sufrir...y parece que nada cambia...

Gloria Muñoz Ramírez dice "Lograr la libertad de los presos políticos de Atenco es responsabilidad de todos. Si permanecen en prisión, sentenciados por defender la tierra con penas hasta de 112 años (como el caso de Ignacio del Valle), las consecuencias las pagaremos todos los que nos atrevamos a defender nuestros derechos. Las aberrantes sentencias no son sólo contra los 14 luchadores sociales, sino contra todo aquél que se movilice, luche, se manifieste y se defienda de los proyectos neoliberales que lo despojan de lo que le pertenece. Luchar por la libertad de los miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) es luchar por democracia, libertad y justicia; es luchar por un México mejor, por dignidad y por el derecho a vivir con la frente en alto" (Fuente La Jornada). 112 años, por defender la tierra y bueno, por terrorismo y destrucción de vías de comunicación...y entonces ¿por qué carajos no se les sentencia con al menos 50 años de cárcel a los grafiteros que tranquilamente rayonean las paredes recién pintadas por el gobierno o algún particular y que crean un ambiente de terror y coraje debajo de periférico en insurgentes sur a las 10 de la noche? No, cómo, eso es injusto, sólo estaban bajo los efectos de las drogas, no sabían lo que hacían, bueno si, es un medio de expresión que no debería reprimirles su vocación de pintores, además, que después, de hacer su manifestación artística, golpearan a un transeúnte y le quitaran su dinero para comprar más droga y con ello reproducir el narcotráfico, no quiere decir que merezcan 50 años de cárcel...si claro, eso seguro que puede considerarse un pintura y seguro que golpeen a alguien y lo roben, no es grave.

Gloria continúa: "Si se tratara de un proceso jurídico, la gente de Atenco ya estaría en su casa. Pero se trata de una venganza contra aquellos que se atrevieron a desafiar a los poderes políticos y empresariales. Es momento de demostrar, como se ha hecho en otras ocasiones, que con la organización y lucha social nacional e internacional “podemos alcanzar cualquier sueño, también el de sacar a los presos políticos de los penales de Atenco, de todo México y del mundo…”, porque, como afirma la CGT de España: Nada es definitivo." (fuente La Jornada)

Eso, NADA ES DEFINITIVO.

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PD:

Díaz Enciso: “En Santo Domingo estamos convencidos que la vía contra la violencia no es la mano dura de Giuliani, sino que hay que transformar a la ciudad y a la sociedad mediante la cultura y la cultura de la legalidad. Sólo así se acabará con las mafias, como lo hizo Leolucca Orlando cuando fue alcalde de Palermo, en Italia.

“La transformación de la ciudad debe venir desde abajo y hacerse con los de abajo. ¿Por qué los iluminados nunca hablan de dónde vienen y por dónde pasan las armas? Además, la televisión no es la que nos va a salvar, pues más bien ahí es donde se genera la programación que exalta la violencia y el enriquecimiento fácil, pero ahora se quieren dar baños de pureza.”

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PD:

Expectación. La Habana, 5 de septiembre. En La Habana sucede algo inusual: ondea la bandera de las barras y las estrellas en el Malecón de la capital cubana, como señal que anuncia el histórico partido que disputarán hoy las selecciones de futbol de Cuba y Estados Unidos, rumbo al mundial de Sudáfrica 2010.

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PD:

¿Retorno a la guerra (no tan) fría? Hasta hoy resulta auténticamente grotesco (no encuentro un calificativo más sensato) observar cómo aprueban la intervención en Irak y promueven la guerra en Afganistán, conflictos que han arrasado con decenas de miles de vidas humanas, y se alarman e indignan en nombre de los “derechos humanos” cuando el ejército ruso interviene en Georgia. La doble moral tiene un límite. Una guerra no respaldada por una causa profunda es una guerra probablemente perdida. La razón es sencilla: la legitimidad de la guerra nunca proviene de su eficacia en el terreno sino de los fines que la justifican.


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