miércoles, 9 de agosto de 2017

It feels like home...

First time in England that I felt like in my hometown... but it was one of those things that are not enjoyable. Since I have been here, despite the fact that the transport system is much better than in Mexico, I complain about the inflexibility of the scheme which contrasts with that of London where is very flexible but still efficient and systematic.  In Mexico, the transport is very flexible, and bus drivers tend to be very flexible as well, to the point where basically the order of the system is its stochasticity. Today happened a similar thing that use to occur in Nezahualcoyotl, Mexico. Long story short, the bus driver was not able to pick me or charge me with my student discount, 100 meters before another bus stop because the computer that prints the tickets was not able to produce a discounted one from that stop to Durham Bus Station. Although, 100 meters later there was not a problem. In Nezahualcoyotl I used to complain about a similar thing. The vans that take you from Pantitlan metro station to the neighbourhood Perla-Reforma, do not charge you in advance, but just before you are going to get off it. So, my stop was just crossing a street called Carmelo Pérez, but after crossing they used to charge me one more peso, but that did not happen just before crossing the street. Among the flexibility, of the Mexican van based transport system there are nuances that, at some point, coinciding with the inflexibility of the Durham bus based transport system.

Matthew Jimmison Follow - Arriva North East: 2839 / YJ08XBV https://www.flickr.com/photos/127079988@N02/27197827971

If you have seen Little Britain, you must know "the computer says no" lady; well the guy that was not allowed to pick me from a bus stop 100 meters away from the "correct" one, told me: "The computer says no". Oh well, I little walk has not harmed anyone.

lunes, 17 de julio de 2017

The Academic Pensieve: Between the muggles and the wizards

"Oh, poof. Who cares about academic respect?" [...] "My novels are going to be interesting and are going to sell and be famous. What's the use of writing books unless you sell them and become well-known? I don't want just some old professors to know me. It's got to be everybody."

jueves, 29 de junio de 2017

Cada humano tiene sus vicios...

Estoy en un bar, en un pub inglés, en el llamado New Inn, enfrente del Science site. Me acabo de comer con muy buen gusto un chicken parma que sabía muy rico, pero mi gusto buscaba picor. Lo busqué con mostaza y con pimienta, un poco de vinagre y no, no, no, algo faltaba: el chile.
Pregunté por salsa picante y no tenían, pero muy amables fueron con el chef a preguntar si tenía. El chef dijo que no. Yo resignado volví a mi lugar pero para mi sorpresa llegó el mismísimo chef a mi mesa y me preguntó que qué tan picosa quería mi salsa. No había pero me prepararía una. Emocionado le dije que muy picosa y le dí las gracias.
Me quedé esperando. Ensimismado en mis anotaciones de robot y de mi investigación. Unas horas antes había tenido mi primer revisión anual para permanecer en el doctorado y yo ya estaba planificando los pasos siguientes...ah no, esto fue antes de que me sirvieran el pollo. En ese momento, contemplaba mi pollo y me comía las papas que lo acompañaban. Cada minuto mi pollo me hacía ojitos y yo volteaba al televisor, ignorándolo. Unos 5 minutos más tarde llegó la señorita que atiende el bar, y con un pedazo de pollo en mi boca, le agradecí por mi salsa. Buenísima.
Me acabé el pollo, al cual añadí una cucharada de salsa por cada bocado. En el ínter veía un partido de futbol entre Inglaterra y Alemania. Penalties. Las dos mujeres que atienden el bar me dan la espalda para ver el partido y yo intento ver la tele haciéndome de lado. El chef se asoma. Thumbs up, your salsa está muy rica. Acaba el partido. Otra estocada para Inglaterra. Alemania gana. Yo disfruto mi pollo.
A dos mesas de la mía, un par de hombres que parecen amigos dejan salir un par de carcajadas efímeras mientras con un ojo ven el juego y con el otro su celular. El bar está medio vacío, no siempre es así, lo he visto con mejor ambiente, y hoy ni el juego de fútbol lo llena.
Sigo bebiendo, me enchipoclo una pinta de Seraphin con 4.1° de alcohol. Por allá, en otra parte del bar, una máquina con juegos electrónicos de cartas. Una arcadia touch. Un hombre joven, un poco gordo, sin inmutarse de que Inglaterra perdió, se gasta sus peniques tratando de vencer a la máquina. Empieza otro partido, España contra Italia. Al fondo, más el fondo, música indie. Son las 8:41PM.
Faltan 60 minutos más o menos para que se oculte el Sol. El bar luce vacío. Los amigos del celular, el chef, una de las chavas que atiende el bar y hasta los chavos de ojos rasgados que entraron a comer justo antes que cerraran la cocina, ya también se habían ido. Escucho a dos trabajadores del bar y la incesante narración del juego. 0-0, finaliza el medio tiempo.
27 de junio de 2017, el verano acaba de empezar, pero afuera llueve y hace frío. Yo pediré otra cerveza. Cada humano tiene sus vicios.